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Pitch en 3 minutos: El error más común (y cómo evitarlo)

Pitch en 3 minutos: El error más común (y cómo evitarlo)

Tu pitch no es un resumen. Es un anzuelo. Aprendé a contar menos para vender más y a dejar a los productores con ganas de saber el final.

Tenés una historia increíble. Viviste con tus personajes durante meses, sufriste sus derrotas y celebraste sus victorias. Ahora tenés tres minutos para convencer a un productor de que esa historia merece ser contada. Entrás en pánico. ¿Cómo meter un largometraje entero en 180 segundos?

Tranqui. Respirá. La respuesta es simple: no tenés que hacerlo.

El error más grande y más común a la hora de armar un pitch es creer que tenemos que contar la historia completa. Y en el afán por no dejar afuera ese giro argumental genial o esa subtrama que tanto nos gusta, terminamos ahogando al oyente en un mar de información.

Un pitch no es un resumen. Un pitch es un anzuelo. Su único objetivo es despertar la curiosidad y lograr que la persona que tenés enfrente te diga la frase mágica: “Ok, me interesa. Contame más”.

Acá te dejo algunos consejos prácticos para que tu próximo pitch sea una carnada irresistible.

 

1. El QUÉ: Encontrá el corazón del conflicto

Antes de abrir la boca, tenés que tener clarísimo cuál es el motor de tu historia. No son los mil detalles, sino la idea central. Si te pasás de tiempo, no es porque hablás lento, es porque estás contando de más.

Enfocate SOLO en esto:

  • Los protagonistas: ¿Quiénes son? ¿Qué los define en una frase? No necesitamos su árbol genealógico, solo su esencia. “Es un piloto que reniega de su pasado” o “Es una abogada en busca de su identidad”.
  • El disparador: ¿Qué evento pone todo en marcha y los obliga a actuar? Una muerte, un despido, un encuentro inesperado.
  • El conflicto central: ¿Qué los une o los enfrenta? Esta es la pregunta dramática que el productor se tiene que llevar a casa. “¿Logrará el protagonista perdonarse por un error del pasado mientras lucha contra un enemigo que desconoce?”.
  • El "toque especial": ¿Qué hace única a tu historia? Puede ser la ambientación (la Patagonia, un pueblo chico), el tono (un thriller con toques de humor negro) o la temática que aborda (la toxicidad en el mundo laboral, los secretos familiares).

Todo lo demás (la muerte del primo segundo, el suicidio del padre, el giro de la mitad de la película) te lo guardás. Esa es tu munición para la segunda reunión, para cuando te pidan la sinopsis por mail.

 

2. El CÓMO: No recites, conectá

Podés tener el mejor guion del mundo, pero si lo contás sin alma, no sirve de nada. Los nervios son nuestros peores enemigos porque nos hacen sonar robóticos, apurados y, lo que es peor, desinteresados.

Claves para conectar de verdad:

  • No memorices, tené puntos clave: Olvidate de aprenderte un speech de memoria. Si te interrumpen o te olvidás una palabra, cagaste. En cambio, tené claros 4 o 5 puntos fundamentales que no podés dejar de decir. El resto, dejalo fluir. Esto te da flexibilidad y te hace sonar mucho más natural.
  • Arrancá desde tu pasión: ¿Por qué te obsesiona esta historia? ¿Qué experiencia personal te conecta con ella? Empezar por ahí te posiciona como la persona indicada para contarla y te da una base de confianza desde la cual hablar. “Siempre me interesó el mundo del trabajo…” es un arranque mucho más potente que lanzarse de cabeza a la trama.
  • Usá el título de la obra como un arma: Si tu título es bueno y relevante para la trama, usalo como cierre. Dejar al productor con una frase potente que encapsule la idea de tu historia es una jugada maestra. Hace que tu proyecto sea memorable.
  • Humanizá el momento: Sonreí. Hacé una pausa. Si te comen los nervios, podés hasta decirlo con simpatía: “Uff, qué nervios hablar de esto que me importa tanto”. Es mil veces preferible mostrarse humano y apasionado que ser un robot perfecto que recita un texto.

 

3. La PRÁCTICA: El músculo del pitch

Nadie nace sabiendo vender. El pitch es una habilidad que se entrena. No esperes a tener la reunión de tu vida para practicar por primera vez.

  • Grabate: Poné el celular y grabate. Primero en audio, después en video. Es horrible, sí, pero es la única forma de ver qué gestos hacés, cómo suena tu voz y en qué partes te trabás.
  • Contáselo a gente que no sepa nada: Tu pareja, un amigo, tu mamá. Si ellos entienden el conflicto central y se quedan con ganas de más, vas por buen camino.
  • Tomate el tiempo: Cronometrate sin piedad. Si te pasás, no intentes hablar más rápido. Cortá información. Volvé al punto 1.

En definitiva, vender tu historia es un arte de seducción y síntesis. Se trata de mostrar lo justo y necesario para generar intriga. Contá menos para vender más. Dejá que el anzuelo haga su trabajo, y preparate para ese hermoso "contame más".

Si te sentís solo/a en este camino, y querés un espacio seguro para practicar, recibir feedback honesto y crecer con otros colegas, en Club Pluma hacemos exactamente eso. Somos una comunidad de guionistas y escritores donde compartimos, aprendemos y nos bancamos en el proceso creativo. Olvidate de enfrentar la página en blanco o los nervios del pitch en soledad.

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Te esperamos! ;)

Tu pitch no es un resumen. Es un anzuelo. Aprendé a contar menos para vender más y a dejar a los productores con ganas de saber el final.

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