A veces nos pasa que sentimos que a nuestra historia le falta algo. Tenemos una idea y un personaje, pero la trama se siente chata, avanza a los tropezones o, peor, no avanza para nada. Es como tener un auto increíble pero sin nafta.
Muchas veces buscamos la solución en giros complicadísimos o en eventos externos espectaculares, cuando la verdadera fuente de energía para cualquier relato está en un lugar mucho más simple y potente: el conflicto entre los personajes.
Hoy te quiero compartir una fórmula, casi una máquina de generar conflicto, que funciona siempre. Es una de esas herramientas que, una vez que la entendés, empezás a verla en todas tus películas y libros favoritos.
La fórmula mágica: Personajes opuestos + mismo objetivo = Conflicto garantizado
La idea es tan sencilla como efectiva. Si querés que tu historia explote en posibilidades, probá esto:
- Creá dos personajes que sean radicalmente opuestos.
- Dales a los dos exactamente el mismo objetivo, uno que no puedan compartir.
Y listo. Acabás de plantar la semilla de una historia llena de tensión. ¿Por qué funciona tan bien? Porque el conflicto no va a venir de un meteorito que cae del cielo; va a nacer de la propia naturaleza de tus personajes. Para alcanzar esa meta, cada uno va a usar sus propias herramientas, sus valores y sus estrategias que son, por definición, contrarias a las del otro. El choque es inevitable y, como escritores, es todo lo que queremos.
Ponele que tus personajes son una dupla de espías. Si los dos son profesionales súper serios y están de acuerdo en todo, la escena se vuelve predecible. Pero, ¿qué pasa si una es una estratega metódica que planifica cada paso y el otro es un impulsivo que prefiere improvisar y volar todo por los aires? De repente, una simple misión para desactivar una bomba se convierte en un campo minado de discusiones, decisiones contrapuestas y un delicioso caos.
Veámoslo en ejemplos que seguro conocés:
- Una comedia romántica: En Locura de amor en Las Vegas, tenés a una mujer controladora y organizada (Cameron Diaz) y a un flaco caótico y vividor (Ashton Kutcher). El objetivo en común: quedarse con un premio millonario que ganaron juntos. No pueden dividirlo y cada uno lo quiere todo para sí. El resultado: una guerra hilarante que los obliga a convivir y, eventualmente, a enamorarse.
- Un drama de acción: En la serie Daredevil, el héroe justiciero se rige por la ley, mientras que el villano Kingpin quiere tomar el control de la ciudad a través de una fachada de legalidad. El objetivo en común: "salvar" Nueva York, cada uno bajo su propia y opuesta definición de lo que eso significa. El resultado: un choque de filosofías y métodos que es el motor de toda la trama.
Manos a la obra: ¡A construir tu máquina de conflicto!
¿Querés probarlo ahora mismo? Es muy fácil.
Agarrá una hoja y diseñá dos personajes. No te compliques la vida, solo asegurate de que se contrapongan en puntos clave:
- Personalidad: Uno es impulsivo y pasional, el otro es frío y calculador.
- Edad: Un adolescente idealista de 17 y un jubilado cínico de 70.
- Métodos: Una usa la tecnología y la planificación, el otro confía en la fuerza bruta y la intuición.
- Valores: Uno cree en la justicia y el bien común, el otro solo busca el beneficio personal.
Ahora, dales un objetivo que ambos deseen con la misma intensidad y que sea indivisible. Por ejemplo:
- Conseguir el último puesto de trabajo disponible en una empresa.
- Quedarse con la única herencia valiosa de la familia: la casa.
- Ganar el primer premio en un concurso de cocina.
- Rescatar a la misma persona (o al mismo gato que se subió a un árbol).
Vas a ver cómo, de la nada, empiezan a surgir ideas para escenas, diálogos y situaciones. De repente, esa página en blanco se convierte en un ring de boxeo. Ya no tenés un solo personaje luchando contra un problema; tenés un sistema dinámico donde la acción de uno provoca una reacción en el otro.
Así que la próxima vez que te estanques, dejá de pensar en la trama. Pensá en tus personajes. Hacelos chocar. Te aseguro que tu historia va a arrancar con una fuerza que ni te imaginabas.
¿Te picó el bichito de la escritura?
Si esta simple herramienta te generó ideas y te dieron ganas de más, imaginate lo que podemos lograr juntos. A veces, lo único que necesitamos para destrabarnos es una nueva perspectiva, una comunidad que nos entienda y un espacio seguro para probar, equivocarnos y crecer.
Eso es Club Pluma. Un lugar donde nos juntamos todas las semanas para explorar estas y muchas otras técnicas, compartir nuestros textos, recibir devoluciones constructivas y, sobre todo, dejar de escribir en soledad. Si estás buscando transformar tus ideas en historias que de verdad conecten, este es tu lugar.